El camino de la comodidad

Hoy no hablaré directamente de Abraham, sino de Lot, aquel hombre que decidió acompañar a su tío rumbo a la tierra prometida, en el marco de la promesa que Dios le hizo a Abraham de darle descendencia. Lot, hijo de Harán (hermano de Isca y Milca), tomó la decisión de acompañar a su tío en este viaje. No sabemos con certeza qué edad tenía Lot en ese momento, pero por la manera en que se desarrollan los acontecimientos, podemos estimar que tendría unos 30 o 35 años.

Dios había hablado a Abraham, diciéndole: “Sal de tu tierra y de tu parentela y ve a la tierra que te mostraré”. En ese momento, Dios no le reveló el destino final, sino que simplemente le pidió obediencia. Abraham obedeció, y Dios le prometió bendecirlo, engrandecer su nombre y convertirlo en una gran nación. Lot, al escuchar estas promesas, decidió unirse a Abraham, no necesariamente por fe en Dios, sino atraído por las bendiciones que se le habían prometido a su tío.

Desde el comienzo, podemos observar un patrón en Lot: tomaba decisiones basadas en la conveniencia y la facilidad, más que en la guía de Dios. Esto nos recuerda que no siempre el camino más fácil es el correcto. De hecho, a menudo, el camino más difícil es el que lleva a la verdadera bendición. Cristo mismo nos habló de la puerta estrecha, y seguirlo a Él no es un camino fácil.

El Error de Abraham

Abraham también cometió un error. Dios le pidió que dejara su tierra y su parentela, pero permitió que Lot lo acompañara. Probablemente, movido por compasión hacia su sobrino huérfano, Abraham decidió asumir el rol de protector y mentor. Sin embargo, Lot no buscó a Dios por sí mismo, sino que siguió a Abraham por los beneficios que creía obtener al estar cerca de él.

En Génesis 13:1, vemos cómo Abraham prosperaba gracias a la bendición de Dios. Era un hombre rico, con animales, tiendas, esclavos y otros bienes. Incluso en el desierto, Abraham comerciaba y prosperaba, porque Dios estaba con él. Lot, por su parte, también acumulaba riquezas, pero no porque tuviera una relación personal con Dios, sino porque estaba al lado de su tío.

Abraham construía altares y ofrecía sacrificios a Dios en cada lugar donde se asentaba, priorizando la adoración y la comunión con su Señor. Sin embargo, no se menciona que Lot hiciera lo mismo. A pesar de tener recursos y animales, no se registra que Lot ofreciera sacrificios o buscara a Dios.

Con el tiempo, las bendiciones materiales comenzaron a generar problemas. Los pastores de Lot y de Abraham se peleaban, pues ambos tenían tantas posesiones que ya no podían convivir juntos. Esto refleja la diferencia espiritual entre ellos: Abraham, como hombre de fe, buscaba la paz y la voluntad de Dios; mientras que Lot vivía de acuerdo con sus propios intereses y deseos mundanos.

Ante este conflicto, Abraham, en su sabiduría y humildad, propuso una solución: le dio a Lot la oportunidad de escoger la tierra que deseara. Lot, alzando la vista, eligió las fértiles llanuras del Jordán, un lugar que parecía perfecto. Su decisión fue egoísta, ya que Abraham, como el líder y receptor del pacto con Dios, tenía el derecho de elegir primero. Sin embargo, Abraham confió en que Dios estaría con él, sin importar el lugar donde habitara.

Lot y Sodoma

Lot, inicialmente, colocó sus tiendas cerca de Sodoma, pero con el tiempo terminó viviendo dentro de la ciudad. Este cambio progresivo refleja cómo, al buscar la comodidad y la facilidad, uno puede alejarse de Dios y acercarse al pecado. Sodoma era una ciudad conocida por su corrupción y maldad, pero a Lot no pareció importarle, siempre y cuando le ofreciera una vida más cómoda.

Con el tiempo, Lot se involucró profundamente con la vida de Sodoma, hasta el punto de convertirse en una figura de autoridad en la ciudad. Estaba “sentado a la puerta”, un lugar reservado para los jueces o líderes. Esto muestra cómo su compromiso con el mundo lo llevó a una posición prominente en una ciudad completamente alejada de Dios.

Sin embargo, Sodoma no estaba destinada a prosperar. En Génesis 14, un grupo de reyes extranjeros atacó la ciudad, llevándose cautivos a Lot, su familia y sus bienes. Cuando Abraham se enteró, actuó con valentía. Reunió a sus hombres, persiguió a los invasores y rescató a Lot, junto con sus posesiones. Este acto muestra el amor y la compasión de Abraham, a pesar de las malas decisiones de su sobrino.

A pesar de ser rescatado, Lot volvió a Sodoma, demostrando su terquedad y su apego a la comodidad y al mundo.

La Destrucción de Sodoma

Génesis 19

Llegaron, pues, los dos ángeles a Sodoma al caer la tarde, y Lot estaba sentado a la puerta de Sodoma. Cuando uno lee eso, se imagina que estaba descansando, pero cuando un hombre estaba sentado a la puerta, es porque ese hombre era una autoridad, como un alcalde o un juez. O sea, Lot se volvió una autoridad en Sodoma, lo que significa que estaba bien comprometido con esa ciudad.

Al verlos, Lot se levantó para recibirlos, se inclinó hacia el suelo y dijo: “Ahora, mis señores, os ruego que vengáis a casa de vuestro siervo, os hospedéis, lavéis vuestros pies y por la mañana os levantaréis y seguiréis vuestro camino”. Gracias a Dios que eso lo había aprendido de Abraham, porque cuando llega un siervo de Dios a tu casa, lo atiendes como si fuera el mismo Dios.

Sin embargo, antes de que se acostaran, los hombres de la ciudad rodearon la casa; todo el pueblo, desde el más joven hasta el más viejo. Llamaron a Lot y le dijeron: “¿Dónde están los varones que vinieron a ti esta noche? Sácalos para que los conozcamos”. Aquí se utiliza una palabra que se refiere a tener una relación sexual.

Pero Lot les respondió: “No hagáis tal maldad. He aquí, tengo dos hijas que no han conocido varón; las sacaré fuera y haced con ellas como bien os pareciere”. Este fue un error garrafal de Lot, que luego le pasaría factura, porque sus hijas terminaron haciendo con él lo que justamente él estaba queriendo que los hombres hicieran. Un ángel tiene poder y puede defenderse, pero sus hijas no.

Ahí también Dios estaba probando a Lot, mostrándole cómo, cuando una persona se aparta de Dios, no le importa lo que pase con sus hijos, no le importa si andan en la calle o si su hija tiene un enamorado fuera de los caminos de Dios, etc.

Cuando los hombres intentaron entrar a la fuerza y romper la puerta, el ángel extendió su mano y les hizo caer en ceguera. Luego le dijo a Lot que saliera y que se fuera a un monte. Pero, de nuevo, Lot muestra su necedad y no quiere ir ahí; le pide ir a la ciudad de Zoar, que también iba a ser destruida. Así que finalmente huye a una cueva, donde comete el pecado de incesto con sus hijas.

Reflexiones

Toma el mejor camino: seguir al Señor Jesús.

La vida de Lot nos deja grandes lecciones. Buscar el camino más fácil puede parecer atractivo, pero a menudo lleva a la ruina. Lot tuvo múltiples oportunidades para cambiar su rumbo, pero su apego al mundo lo condujo al desastre.

Dios nos llama a buscar Su voluntad por encima de nuestra comodidad. No se trata de elegir lo que parece más sencillo, sino lo que es correcto y está en línea con los planes de Dios. El camino de Cristo es estrecho y difícil, pero es el único que lleva a la verdadera vida.

No busquemos nuestra comodidad ni sigamos al mundo. Más bien, mantengamos nuestra fe firme en Dios, confiando en que Su voluntad es siempre mejor, incluso cuando el camino parezca más duro.

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