Israel será este nombre al conjunto de los descendientes de Jacob a través de toda la historia. Asumieron el nombre que le había sido dado a su padre Israel, todavía en vida de él. Israel se menciona frecuentemente en la peregrinación en el desierto. Hasta la muerte de Saúl estas dos expresiones: Israel e hijos de Israel tomadas en un sentido nacional engloban el conjunto de los hebreos sin distinción de tribus. Pero había diversas causas, en particular las geográficas que tendían a separar a la tribu de Judá del resto de Israel. La distinción estaba ya reconocida desde antes de que se efectuara la distinción entre los dos reinos. (Nuevo diccionario bíblico ilustrado).
Motivos que originaron la división del reino de Israel.
Primero es el derecho de primogenitura conferido a José. Primera de Crónicas 15, versículo 1. Había celos entre las dos poderosas tribus de Efraín y de Judá. Esta rivalidad había llevado a una ruptura temporal en el reino.
Después de la muerte de Saúl, las divergencias volvieron a evidenciarse después de la derrota de Absalón, porque Judá fue la primera tribu en dar la bienvenida al rey cuando éste volvió y, al embellecer Jerusalén de una manera suntuosa, Salomón dio pie a un renacimiento de los celos entre juda e Israel del norte que condujo a la separación definitiva a la muerte del rey Salomón.
La segunda causa fue el lujo desmesurado del rey Salomón que suscitó el descontento del pueblo, el cual gemía por las excesivas cargas para sostener su corte real, así como las ostentosas obras públicas. Salomón multiplicó los impuestos y aplicó un régimen de levas obligatorias. Primera de Reyes, capítulo 4, versículos 22, 23 y 26, y capítulo 5, versículos 13 al 16.
La tercera causa que dio origen a la división del reino fue la idolatría favorecida por los matrimonios del rey Salomón con mujeres extranjeras. Primera de Reyes, 11, versículos 1 al 13. La corrupción de las costumbres era alentada por los adictos a los falsos cultos. Esta idolatría se filtró por todas las clases sociales de Israel. Entonces, al debilitarse la lealtad a Jehová, quedó destruido el primer factor conducente a la unidad nacional.
Y, por último, la cuarta razón que provocó el cisma fue la insensatez del rey Roboam, hijo de Salomón, al rehusarse conceder al pueblo sus razonables demandas para aligerar los impuestos. La dureza real favoreció las tendencias a la separación y precipitó la secesión. Primera de Reyes, capítulo 12, versículos 3 al 5 y versículos 12 al 16. (Nuevo diccionario bíblico ilustrado, página 544.
A la nación de Israel, siendo el reino unido, lo gobernó primeramente el rey Saúl. Después, le siguió en su cargo el amado rey David, a quien más tarde le siguió en el trono su hijo Salomón. Pero, una vez dividido el reino de Israel, surgieron dos naciones totalmente independientes una de otra.
El reino del norte era llamado la casa de Israel y el reino del sur era llamado la casa de Judá. Y así quedaron divididos los dos reinos de Israel y de Judá.
La casa de Judá, el reino del sur fue gobernada por los hijos del rey David, herederos de la promesa de la simiente bendita. La casa de Judá estaba formada por la tribu de Judá, la tribu de Leví, los sacerdotes que renunciaron a seguir prácticas de una religión falsa impuesta en Israel. Sacerdotes levitas fueron expulsados por Jeroboam y sus hijos y emigraron al sur, al reino de Judá. 2 Crónicas, capítulo 11, versículos 13 y 14.
La capital del reino de Judá ha sido siempre la ciudad de Jerusalén. Estos son los reyes de la casa de Judá: el rey Roboam, el rey Abías, el rey Asá, el rey Josafat, el rey Joram, el rey Ocozías, el rey Jehú, el rey Joás, el rey Amasías, el rey Azarías, el rey Uzías, el rey Jotán, el rey Acaz, el rey Ezequías, el rey Manasés, el rey Amón, el rey Josías, el rey Joacaz, el rey Joacim, el rey Joaquín y, por último, el rey Sedequías. Todos ellos son descendientes del rey David.
Algunos de los reyes de Judá fueron buenos ante los ojos de Dios. Sin embargo, siglos más tarde de la deportación de la casa de Israel a Asiria y la casa de Judá también pecó y fue deportada, pero a Babilonia, por el rey Nabucodonosor, quinientos años antes de Cristo.
Los hechos de los reyes de Judá están registrados en los libros de los Reyes y las Crónicas. La ciudad que fue separada de Israel se convirtió en la nueva nación. Los judíos, junto con los levitas y Benjamín, son llamados judíos en un sentido nacional; solo estas tres tribus son judías. El profeta Jeremías advirtió que los judíos serían cautivos como castigo por su idolatría. Después de la deportación a Babilonia, solo estas tres tribus regresaron a Jerusalén. La cautividad de Judá duró 70 años en Babilonia y luego de su liberación, los libros de Esdras y Nehemías registraron el regreso de los judíos a Jerusalén. Exactamente como lo anunció el profeta Oseas: ‘Efraín me rodeó con mentira y la casa de Israel con engaño. Judá todavía anda con Dios y es fiel con los santos’ (Libro del profeta Oseas, capítulo 11, versículo 12).
Si eres un estudiante sincero, reconocerás que esta es la verdad establecida en la palabra de Dios. Esta es la clave para comprender las profecías selladas hasta ahora.
La Casa de Israel, o el Reino del Norte, estaba formada por diez tribus de los hijos de Israel: Rubén, Simeón, Gad, Isacar, Zabulón, Neftalí, Aser, la tribu de Efraín y la tribu de Manasés, hijos de José, que se añadieron a los hijos de Israel en el Éxodo. Estas dos tribus eran portadoras del derecho de primogenitura heredado por José en Egipto, así como el derecho de llamarse como su ancestro en el sentido nacional de Israel.
Estos son los reyes de la Casa de Israel: Jeroboam, Nadab, Baasa, Ela, Zimri, Omri, Acab, Ocozías, Joram, Jehú, Joacaz, Joás, Jeroboam II, Zacarías, Salúm, Manahem, Pekaía, Peka, y finalmente Oseas. Estos reyes no eran hijos del rey David; fueron malos a los ojos de Dios y alrededor del año 700 antes de Cristo, la nación de Israel fue conquistada y llevada cautiva por el gran imperio asirio como castigo por su gran apostasía. Los hechos de los reyes de Israel están registrados en los libros de los Reyes de Israel y las Crónicas.
Las diez tribus del norte son Israel, y se les conoce como israelitas en un sentido nacional y étnico. Pero debido al pecado del rey Salomón, Israel fue separado del trono del rey David.
Setecientos años antes de Cristo, Israel fue deportado bajo el Imperio Asirio y nunca más regresaron a Samaria. Después de la deportación a Asiria, los israelitas no quisieron regresar a Samaria porque sus corazones ya no querían seguir a Dios como su salvador. Desde entonces, fueron conocidos como las ovejas perdidas de la Casa de Israel, tal como profetizó Oseas: Oseas 1:9-10 “Y dijo Dios: Ponle por nombre Lo-ammi, porque vosotros no sois mi pueblo, ni yo seré vuestro Dios. Con todo, será el número de los hijos de Israel como la arena del mar, que no se puede medir ni contar. Y en el lugar en donde les fue dicho: Vosotros no sois pueblo mío, les será dicho: Sois hijos del Dios viviente”.
Israel fue “sustituida por la iglesia” con la esperanza de que un día, tanto israelitas como cristianos, seamos un solo pueblo. Debe quedar claro que Israel y Judá fueron dos naciones distintas. Israel no es judío; judío son solo tres tribus, mientras que las otras diez tribus son israelitas. Si puedes entender esta verdad bíblica, podrás colocar cada parte profética escatológica de manera correcta. Si eres un estudiante sincero, debes establecer las verdades bíblicas como base fundamental de tu fe y conocimiento.
Israel se dividió en dos reinos independientes. El reino del norte era la Casa de Israel, y el reino del sur era la Casa de Judá. La nueva nación que surgió de esta división fue el reino de la Casa de Judá. La Casa de Judá estaba compuesta por los judíos, los levitas y Benjamín, y era gobernada por los reyes de la familia del rey David. Mientras tanto, la Casa de Israel fue gobernada por diversos reyes que no eran hijos del rey David. Con la división del reino de Israel en dos naciones, también el trono del rey David fue separado de Israel para gobernar sobre una parte de los hijos de Israel.
Espero que este estudio te aclare este fascinante tema que por falta de conocimiento provoca mucha confusión entre el pueblo de Dios.