Israel y su División
Desde el reinado de Salomón en adelante, comenzó el gran conflicto bíblico. Israel se dividió en dos reinos conocidos como el Reino del Sur y el Reino del Norte:
Reino del Sur o Judá
Reino del Norte o Israel
Atalía: La Reina de Judá
Ahora veremos cómo esta reina llegó al poder en Judá, algo que estaba claramente prohibido por la ley de Dios, pero donde hay pecado, todo parece posible (2 Reyes 11:1).
Atalía era hija del rey Acab y de Jezabel. Jezabel, una reina fenicia, se casó con Acab por razones políticas para fortalecer el reino. Sin embargo, Acab no sabía que Jezabel era una mujer de carácter extremadamente fuerte, una manipuladora que lo trataba como un títere. En realidad, ella era quien gobernaba.
Durante el reinado de Acab y Jezabel, apareció el profeta Elías, quien profetizó la muerte de ambos. Esta profecía se cumplió de manera trágica:
Ambos murieron de manera trágica, pero dejaron descendencia, y entre ellos estaba Atalía.
La Matanza de Atalía
El rey Ocozías murió, y, según algunas versiones, fue la misma madre quien lo mandó a matar. En ese momento, sus hijos eran pequeños, apenas unos bebés, y no había nadie que pudiera tomar el poder. Atalía aprovechó esta oportunidad y ordenó matar a todos sus nietos, los hijos de Ocozías.
El nombre “Atalía” significa “YAHWEH es grande”. Aunque parezca increíble, muchas personas malvadas llevan nombres con significado bíblico. La Biblia relata que Atalía se levantó y destruyó a toda la descendencia real. Esto es significativo porque Judá representa el linaje de David. Al atacar a Judá, Atalía iba contra la línea de David, y si hubiera exterminado por completo esta descendencia, nuestro Señor Jesucristo no habría venido al mundo. Había un plan diabólico detrás de esta mujer, que buscaba erradicar la línea mesiánica.
Sin embargo, hubo un detalle crucial: Josaba, hija del rey Joram y hermana de Ocozías, tomó a Joás, hijo de Ocozías, y lo rescató furtivamente de entre los niños que estaban siendo asesinados.
Una Historia Repetida
Si leemos la Biblia con atención, podemos ver cómo la historia de Cristo se refleja una y otra vez. En este caso, Atalía intentó exterminar a la descendencia de David, la misma línea de Cristo. Pero Josaba tomó al niño Joás y lo escondió, salvándolo de la reina malvada.
Esta misma narrativa se repite con Moisés. Su hermana, junto con su madre, lo colocaron en un cesto de juncos para salvarlo del faraón, quien también había ordenado la muerte de todos los niños hebreos. Esto demuestra que el diablo odia a los niños porque, con el tiempo, pueden convertirse en hombres de Dios, libertadores.
Cuando Dios tiene un propósito especial para alguien, lo marca desde antes de su nacimiento. Algunos, como Juan el Bautista, reciben el sello del Espíritu Santo antes de nacer. Dios protege a quienes ha escogido desde el vientre de su madre, y aunque enfrenten calamidades, su vida no será tocada porque le pertenecen a Él.
Así ocurrió con Joás, quien fue ocultado por su tía Josaba y su ama en una cámara secreta. Durante seis años, permaneció escondido en la casa de YAHWEH, mientras Atalía reinaba sobre Judá.
Mujeres Poderosas: Para Bien o Para Mal
Una mujer de Dios puede ser un instrumento poderoso en Sus manos. Sin embargo, una mujer dominada por el diablo puede superar incluso a los varones más endemoniados.
Por ejemplo:
Estas historias reflejan el inmenso poder de influencia que una mujer puede tener, tanto para el bien como para el mal.
El Fin de Atalía y el Exilio del Pueblo
Seguimos con la historia de la reina Atalía. En el séptimo año, el sacerdote Joyada tomó jefes de centenas, capitanes y gente de la guardia, y los reunió en la casa de Yahweh. Allí hizo una alianza con ellos, juramentándolos en la casa de Yahweh, y les mostró al hijo del rey, Joás, quien había estado escondido todo este tiempo.
Joyada les dio instrucciones claras sobre cómo proceder:
De esta forma, protegerían la casa y al rey. Las dos partes restantes debían guardar la casa de Yahweh junto al rey. Los guardias hicieron todo según las órdenes del sacerdote Joyada. A los jefes de centenas se les entregaron lanzas y escudos que habían pertenecido al rey David y que estaban en la casa de Yahweh.
Los guardias se colocaron en fila, con sus armas en mano, desde un lado de la casa hasta el otro, alrededor del altar y el templo, protegiendo al joven rey Joás.
La Coronación de Joás
Finalmente, Joyada sacó al hijo del rey, le puso la corona y el testimonio, y lo ungieron como rey. Al unísono, el pueblo batió palmas y gritó: “¡Viva el rey!”.
Cuando Atalía escuchó el estruendo del pueblo que celebraba, entró al templo de Yahweh. Allí vio al rey junto a la columna, como era costumbre, rodeado de los príncipes y trompeteros, mientras todo el pueblo se regocijaba. En ese momento, Atalía rasgó sus vestidos y clamó a gran voz: “¡Traición, traición!”.
Sin embargo, el sacerdote Joyada ordenó a los jefes de centenas que la sacaran del templo y que mataran con espada a cualquiera que la siguiera. Joyada, respetuoso del lugar sagrado, indicó que no debían matarla dentro del templo de Yahweh. Atalía fue llevada por el camino donde entran los caballos a la casa del rey, y allí fue ejecutada.
Joás, con tan solo siete años, fue proclamado rey. Él sería uno de los pocos reyes buenos que tuvo el pueblo de Israel.
Reflexión: Las Consecuencias del Pecado
Esta historia ilustra cómo el pueblo de Dios puede perder el rumbo de la santidad y permitir que personas malvadas tomen el poder. Atalía gobernó, siguiendo los pasos de su madre Jezabel, y nadie se opuso durante años. Su reinado trajo calamidades al pueblo de Dios, demostrando que cuando nos alejamos de Yahweh, las consecuencias son inevitables.
De los 39 reyes que tuvo Israel y Judá, solo 8 fueron considerados buenos. Esta falta de obediencia y fidelidad a Yahweh condujo a una gran consecuencia: el exilio.
El Exilio de Israel
El exilio es cuando un pueblo es expulsado de su tierra, ya sea para salvar su vida o porque son llevados a la fuerza a otro lugar. Israel experimentó dos grandes exilios.
El pueblo, al reflexionar sobre lo sucedido, llegó a la conclusión de que todo esto les había pasado porque habían abandonado a Yahweh. Jeremías ya había profetizado que este exilio duraría 70 años, tras lo cual regresarían.
Durante este tiempo, los judíos, al no tener un templo donde adorar, comenzaron a establecer pequeñas casas de oración con grupos de al menos 20 personas. Estas casas se llamaron sinagogas. Así surgió una nueva clase sacerdotal conocida como los fariseos.
Esta historia no solo refleja el juicio de Dios, sino también Su misericordia, ya que permitió que el pueblo regresara y reconstruyera lo que había perdido.