¿Qué pues haré de Jesús, llamado el Cristo?

En este artículo, vamos a meditar sobre el hecho de que todos, en algún punto de nuestra vida, tendremos que tomar una decisión sobre Jesús, y tomaremos el ejemplo de Pilato, quien tuvo delante de sí todos los hechos y evidencias de Jesús como el hijo de Dios. Sin embargo, tomó una decisión trascendental para su vida. A Jesús se le acepta o rechaza, se le ama o se le odia, se le corona o se le crucifica. ¡Tú decides!

Pilato: Quinto prefecto de la provincia romana de Judea.

Cuando Pilato tuvo a Jesús frente a él y tenía que decidir qué hacer con Él, tuvo varias voces que lo confrontaron:

 

  1. La voz de la razón: Mateo 27:18 “Porque sabía que por envidia le habían entregado”. La voz de la razón, como vemos en el texto bíblico, le demostró a Pilato la causa por la cual los judíos habían entregado a Jesús en sus manos, es decir, él sabía que Jesús era inocente.

 

  1. La voz de la familia: Mateo 27:19 “Y estando él sentado en el tribunal, su mujer le mandó decir: No tengas nada que ver con ese justo; porque hoy he padecido mucho en sueños por causa de él”. Cuántas veces hemos visto personas cuyos seres queridos oran y ayunan por ellos, sin embargo, esa persona, a pesar de ver el cambio que Dios ha hecho en sus seres queridos, continúa con su corazón endurecido para Dios. Así pasó con Pilato: su esposa era una mujer temerosa de Dios y la noche previa a la crucifixión no pudo dormir y le rogó a su esposo que no cometa tan grave pecado, pero él no le hizo caso.
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  1. La voz de la conciencia: Mateo 27:23 “Y el gobernador les dijo: Pues ¿qué mal ha hecho? Pero ellos gritaban aún más, diciendo: ¡Sea crucificado!”. En este punto, la conciencia de Pilato gritaba que Jesús era inocente, él no quería llevar a la cruz a Jesús. La conciencia es la parte espiritual que nos alerta o amonesta cuando hemos pecado o vamos a hacerlo.

 

Como ves, hubo muchas cosas que sucedían en el corazón de Pilato, él sabía que Jesús era inocente. Ahora, él hizo varias cosas para no asumir su responsabilidad delante de Dios.

 

  1. Ignorar a Jesús. Juan 18:31 “Entonces les dijo Pilato: Tomadle vosotros, y juzgadle según vuestra ley. Y los judíos le dijeron: A nosotros no nos está permitido dar muerte a nadie”. Al saber que lo que estaba haciendo estaba mal, quiso ignorar a Jesús, es decir, tomarlo como algo no importante y darles a otros la responsabilidad de decidir en su lugar.

 

  1. Pasarle a otro la responsabilidad de decidir: Lucas 23:6 “Entonces Pilato, oyendo decir, Galilea, preguntó si el hombre era galileo. 7 Y al saber que era de la jurisdicción de Herodes, le remitió a Herodes, que en aquellos días también estaba en Jerusalén”. Esto es grave cuando tratamos de darle a otro la responsabilidad de decidir en nuestro lugar y una vez más nos hacemos los locos, no queriendo tomar una decisión.

 

  1. También pensó que por admirar a Jesús sería justificado: Lucas 23:14 “les dijo: Me habéis presentado a este como un hombre que perturba al pueblo; pero habiéndole interrogado yo delante de vosotros, no he hallado en este hombre delito alguno de aquellos de que le acusáis. 15 Y ni aun Herodes, porque os remití a él; y he aquí, nada digno de muerte ha hecho este hombre”. Mucha gente cree que con admirar a Jesús y celebrar algunas festividades “cristianas” eso nos hace aceptos delante de Dios. Eso más bien sería burlarnos de Él en su cara. Jesús no quiere solo que lo admiremos, Él quiere que nos arrepintamos de nuestros pecados y rindamos nuestra vida a Él.
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  1. Al final tomó su decisión y trató de permanecer neutral: Lucas 27:22 “Pilato les dijo: ¿Qué, pues, haré de Jesús, llamado el Cristo? Todos le dijeron: ¡Sea crucificado! 23 Y el gobernador les dijo: Pues ¿qué mal ha hecho? Pero ellos gritaban aún más, diciendo: ¡Sea crucificado! 24 Viendo Pilato que nada adelantaba, sino que se hacía más alboroto, tomó agua y se lavó las manos delante del pueblo, diciendo: Inocente soy yo de la sangre de este justo; allá vosotros”.

Al final, decidió no decidir, es decir, tomó una posición neutral, como muchos que buscan a Dios cuando lo necesitan, pero cuando deben pararse firmes y defender su fe, prefieren congraciarse con el mundo y tomar una posición tibia o neutral.

Lavarse las manos definitivamente no salvó a Herodes, ¿y tú qué harás? ¿Tomarás la decisión de vivir para Cristo o seguirás indiferente? No olvides, hoy decides por Cristo y en el futuro, Él decidirá sobre ti. “Si tú lo niegas, É

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