8. El Ángel de Jehová
La octava línea de evidencia que muestra la pluralidad de la Deidad en el Antiguo Testamento es la enseñanza con respecto al “Ángel de Jehová” o el “Ángel del Señor”. A lo largo del Antiguo Testamento, esta figura aparece de vez en cuando. En algunas traducciones, Él es llamado el ángel de Jehová; en otras ocasiones, Él es identificado por la expresión el ángel del Señor. Lo que es interesante es el hecho de que, en cada pasaje donde Él aparece, en una parte del contexto es llamado el ángel de Jehová, y en otra parte del mismo contexto, Él es llamado Jehová mismo. Lo que queda en claro es que el Ángel de Jehová no es un ángel común y ordinario, sino que es un Ser extraordinario, que es una manifestación visible de Dios mismo. El contexto siempre hace esto evidente.
a. Ejemplos de singularidad
El primer ejemplo es Génesis 16:7-14. Él es llamado el ángel de Jehová en los versos 7, 9, 10 y 11; luego es llamado Jehová mismo en el verso 13.
Un segundo ejemplo es Génesis 22:9-13. Él es llamado el ángel de Jehová en los versos 11 y 15; pero es llamado Dios en el verso 12 y Jehová en el verso 16.
El tercer ejemplo es Génesis 31:11-13. En el verso 11, Él es llamado el ángel de Dios; pero en el verso 13, Él dice: Yo soy el Dios de Bet-el.
El cuarto ejemplo es Génesis 32:24-30. En el verso 24, Él es llamado un varón, porque así es cómo apareció. El verso 28 dice: Has luchado con Dios; y en el verso 30: Vi a Dios cara a cara. El que apareció como un hombre fue en realidad el Ángel de Jehová; pero cuando se dice que Jacob luchó con el Ángel, también se dice que luchó con Dios.
El quinto ejemplo es Éxodo 3:1-5. Él es llamado el ángel de Jehová en el verso 2; pero es llamado Jehová y Dios en el verso 4.
El sexto ejemplo es Jueces 2:1. El ángel de Jehová fue responsable del Éxodo; pero Éxodo 19:4 declara que fue Dios el responsable.
El séptimo ejemplo es Jueces 6:11-24. Él es llamado el ángel de Jehová en los versos 11, 12 y 21; el ángel de Dios en el verso 20, pero Jehová en los versos 14, 16, 22 y 23.
El octavo ejemplo es Jueces 13:2-24. Él es llamado el ángel de Jehová en los versos 3, 13, 15, 16, 17, 18, 20 y 21; el ángel de Dios en el verso 9. Luego, en el verso 18, Su nombre es admirable; una de esas palabras hebreas especiales, pele, que es utilizada sólo para Dios, como en Isaías 9:6. El verso 22 de Jueces 13 declara que lo que ellos vieron fue la cara de Dios. El último ejemplo está en el Libro de Zacarías, capítulos 1-6, donde Él es llamado frecuentemente el Ángel de Jehová mismo.
Estas manifestaciones del Ángel de Jehová también apuntan al concepto de una pluralidad en la Deidad.
b. Evidencia escritural de la singularidad.
El hecho de que este Ángel no es un ángel común y ordinario está claro por tres pasajes del Antiguo Testamento. El primer pasaje es Isaías 42:8, donde Dios dijo: Yo Jehová; éste es mi nombre; y a otro no daré mi gloria.
La gloria que está encerrada dentro del nombre personal Jehová –YHVH – es algo que le pertenece sólo a Dios, y no es dada a ninguna otra persona y ciertamente a ninguna criatura. El segundo pasaje es Éxodo 23:20-23, que declara ciertas cosas acerca de este Ángel de Jehová. En el verso 20, es este Ángel quien dirigirá el Éxodo. En el verso 21, es este Ángel quien debe ser obedecido y nunca provocado. La razón es que Él no perdonará su pecado o rebelión, porque mi nombre está en él. Este Ángel tiene el nombre personal de Dios, así que su nombre también es Jehová. A la luz de Isaías 42:8: Yo Jehová; éste es mi nombre; y a otro no daré mi gloria, a menos que este Ángel también sea parte de la Deidad, entonces Él no tiene derecho a tener este nombre. Así pues, Jehová número 1 dice que este Ángel también tiene el nombre de Jehová. En el verso 22, hay bendiciones para la obediencia y, en el verso 23, se declara nuevamente que es el Ángel del Éxodo. El hecho de que el nombre de Dios está en Él y el hecho de que este Ángel tiene el poder para perdonar o no el pecado, es una vez más una clara enseñanza de que Él no es un ángel común, sino Dios mismo.
El tercer pasaje en este punto es Oseas 12:3-5, donde Oseas recalca que este Ángel tiene el nombre personal de Dios. Para que el Ángel tenga el nombre personal de Dios, Él debe ser Dios mismo.